[
Fan fiction ]
One of these nights
Capítulo
dos: Vino Tinto
Estaba punto de
amanecer y no lo lograrían a tiempo, la luz del sol acabaría con ellos. Se
deslizaban por los techos de los edificios, a pesar de su velocidad nadie se
percataba de su presencia, pues no emitían el mínimo ruido...
Kenshin
se levanto temprano ese día, no podía conciliar el sueño, así que opto por
empezar con sus actividades diarias, salio al patio principal de la casa a
barrer las hojas que estaban en el patio, se acercaba ya el invierno. Los rayos
del sol empezaban a salir y ha calentar el lugar, así que dejo de barrer un
momento, quería sentirlos, había algo reconfortante cuando los rayos penetraban
a su cuerpo. Un ruido en los arbustos que estaban en la pared llamaron su
atención, se acerco sigilosamente, un quejido salía de ellos, se apresuro para
ayudar a la persona que estaba herida, pero cuando quiso acercársele, el hombre
que estaba oculto grito de pavor, miro hacia el cielo y empezó a incendiarse:
Kenshin no sabia que hacer, un hombre se estaba
incendiando de repente enfrente de él, en el patio del Dojo,
antes que pudiera reaccionar para ayudar a la persona esta se deshizo, sus
cenizas cayeron al suelo y desaparecieron en el acto.
El pelirrojo se
quedo helado, sin tener la menor idea de lo que se trataba; lógicamente era
imposible lo que sus ojos acaban de ver, se pellizco en el brazo para saber si
todavía estuviera dormido, pero por el dolor que sintió comprendió que no era
así. Se dio la vuelta y entro de nueva a la casa. Los otros ya se habían
levantado y se encontraban desayunando, Sanosuke se
había auto invitado y se peleaba con Yahiko por el
ultimo tarro de arroz, Kaoru volteo a ver ha
Kenshin.
- ¿Qué te pasa
Kenshin,pareces
preocupado?
- ¿Eh? A no es nada, es solo que...no en realidad no, no pasa
nada- contesto el chico con una sonrisa.
La chica le sonrió también, aunque siguió preocupada por su
amigo.
* * * * *
Se instalaron en el
hotel más lujoso de Tokio, donde les daban la intimidad que ellos requerían, ya
llevaban más de una semana en aquel país oriental, pero aun no habían encontrado
alguno de su especie.
Malek
no los acompaño hasta Japón. La embarcación en la que se habían transportado,
hizo una escala en Medio Oriente y el se bajo ahí. Los chicos se sorprendieron
y el solo les deseo suerte y que pronto los alcanzaría.
Esa noche salieron
como lo habían hecho anteriormente, y empezaron su búsqueda y el poder apagar el
hambre que los atormentaba, y como era bien sabido los del Clan
Ventrue, solo se alimentaban si la victima era joven
y bella, o bien era de un linaje superior.
Raziel
fue el que les llevo a sus victimas, su apariencia siempre era un
iman para su “alimento”; generalmente ellas o ellos
eran los que acercaban al sanguinario, aunque últimamente no habían matado a
nadie para saciar su sed, esta vez decidieron que lo harían, ya que no tenían
tiempo para andar cazando. Dana y Melchiah, lo
esperaban en un callejón, después de unos minutos, el rubio entro en el frió
callejón con tres jóvenes Geishas, que estaban ataviadas exquisitamente con sus
kimonos de seda y joyas que las hacían resplandecientes.
Las Geishas miraron
a ver extrañadas a las otras dos personas que se encontraban ahí, pero no
tuvieron tiempo de reaccionar y comprender que esa noche seria la ultima que
verían a la luna en el cielo. Los colmillos penetraron en sus cuellos y su
sangre fue absorbida.
Dana no se sentía a
gusto, ella no era como los otros Ventrue, que
sólo beben de un tipo de sangre: varones jóvenes, vírgenes, o gente distinguida,
ella solo bebía de gente desesperada, que buscaba la muerte, ella podía sentir
cuando una persona no quería vivir más y entonces se les presentaba, como un
ángel, un ángel de la muerte, les cumplía su deseo, acababa con todas su
preocupaciones y desgracias, y los conducía al jardín del eterno descanso, o por
lo menos eso era lo que Malek decía al saber como
realizaba su cacería, su
chiquilla
predilecta. Pero cuando bebía de la joven geisha sintió nostalgia, al sentir que
la chica lloraba, al sentir que su vida se le escapaba.
- Lo siento tanto,
descansa en paz.
Le susurro al oído,
y la chica expiraba su ultimo aliento.
Espero a que sus
compañeros, terminaran de beber, mientras observaba a la luna, que le traía
tantos recuerdos, al a ver salido de Japón, realmente deseo nunca volver de
nuevo a su país de origen, pero ahora se encontraba de vuelta ahí. Se acordó que
de niña cada vez que recordaba a su madre, salía de su habitación para llorar,
pero cuando volteaba su cabeza al cielo y miraba esa gran perla de plata pegada
en el cielo, su ser se reconfortaba y era entonces cuando cantaba las canciones
que tan cariñosamente su madre le cantaba ella, y entonces su hermano menor
también dejaba de llorar y se arrullaba con la voz de su hermana mayor. Entonces
recordó a su hermano, en estos momentos ya seria todo un mozo y seguramente un
mozo muy apuesto, tal vez podría buscar algo de tiempo, para tratar de
localizarlo, él se le alegraría tanto de verla y podrían platicar sobre tantas
cosas, de que había visto tantos países, que jamás en su vida, se lo habría
podido imaginar, y que si él lo deseba tal vez podía, acompañarla a recorrer
todo esos lugares tan hermosos y exóticos de los que Malek
le había hablado. Pero no era posible, ella era ahora un ser maldito y nunca
dejaría que su hermano menor le viera alimentándose de la sangre de los demás
para poder subsistir.
Raziel
la saco de sus pensamientos, era hora de continuar con su tarea tenían que
encontrar al Sabbat lo más rápido posible y esa
noche irían a un templo en ruinas que según los rumores era una escondrijo de
vampiros.
Cuando llegaron al
lugar, se lo se encontraban unos cuantos vampiros, acabaron con rápidamente con
ellos, puesto que ellos eran más poderosos y sabían controlar mejor sus poderes
sobrenaturales, pero al jefecilla lo dejaron con vida y le sacaron bastante
información.
- Los del
sabbat fueron los que nos contactaron, pasado mañana
se llevara acabo una reunión importante el Clan Oni
estara ahí.
- ¿y qué es lo que
van hacer en la reunión?- pregunto Melchiah.
- No lo se señor-
contesto el vampiro japones.
-No lo sabes, o
nó no los quieres decir- dijo
Raziel mientras la propinaba un puñetazo.
- Van a firmar un
acuerdo para la destrucción de algo llamado La Mascarada.
- Con que eso
planean hacer, y donde se va llevar acabo.
- En esta lugar,
nosotros lo estamos protegiendo, por favor señor déjeme ir, ya le dije todo lo
que se.
- Y te lo
agradecemos amigo, pero desgraciadamente no podemos hacer lo que nos pides, así
que adiós.- y acto seguido Raziel lo
avento a las llamas de la fogata que iluminaba al
lugar.
* * * * * *
Soujiro
Seto, se encontraba en el bosque, en tres días o más llegaría a Tokio.
y desde que había dejado Kyoto y a
Shisio, pensaba que la policía lo buscaría, pero no
era así, al parecer no querían encarcelarlo. Prendió una fogata y se sentó en el
suelo era momento de descansar, ya hacia mucho que se había convertido en
Rurouni, para buscar su propia verdad y aunque aun
no la había encontrado, el de viajar por todo Japón lo había reconfortado, miro
al cielo y vio a la luna, eso siempre le había reconfortado y rápidamente le
invadió el sueño.
Fin del Capitulo II
Notas: Espero que
les haya gustado este capitulo.
Gracias Hitokiri Lady y al anónimo
por a ver leído el fic y por seguir animándome para
que continué la historia. Espero que sigan leyéndola y me den sus opiniones y
criticas.
Este capitulo esta dedicado a Nakuru; y Sophie
que si encontró la historia y no hay pex no pasa
nada en la noche. n_n
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