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[ Fan fiction ]

 

La Saga de Osaka
Capitulo 15:  Regreso a Osaka; La Reagrupación

 

Ya son Aproximadamente las siete u ocho de la mañana en Osaka. En la calle, los policías recogen los cuerpos de los policías o de los hombres de Hijikata que murieron tras el combate de la noche anterior. Un carruaje que transporta a Tokio, la esposa de Saito, y a Eiji, se dirige a la Jefatura de Policía después de todo el ajetreo de la noche. 

 

Tokio: Anoche hubo mucho movimiento en la Ciudad.

 

Eiji (Viendo por la ventana): la gente rejuntando los cuerpo de las personas, me recuerda a cuando mi Aldea estaba bajo el control de Shishio, a Darío alguien era asesinado.

 

Tokio (Sonriendo): ya no es tiempo de preocuparte por cosas del pasado, debes ver hacía tu futuro.

 

Eiji volteo a ver a la señora Tokio con una gran sonrisa de alentamiento.

 

Mientras tanto, en la Posada donde Kenshin y sus amigos estaban hospedados, Misao se encargaba de curar el brazo de Yahiko.

 

Yahiko (Quejándose): oye, ten más cuidado, me duele.

 

Misao: eso te ganas por no tener cuidado.

 

Yahiko: No es mi culpa, no sabía que había un Ninja metido en los árboles. Oye Misao, ¿quién era la joven que nos ayudo?

 

Misao: No dijo que su nombre era Katsumi Kasawada, su nombre se me hace familiar pero para derrotar a tres ninjas, no puede ser una persona común.

 

En ese momento, la puerta de la habitación se abre; Yahiko y Misao desvían la mirada hacía la entrada, y ven a Aoshi entrar con firmeza. Al verlo, Misao de pone de pie y se acerca a ella. 

 

Misao: ¡¡Señor Aoshi!!

 

Entonces, los ojos de Misao se posan en sus manos; en una de ellas, llevaba una de sus Kodachis, que estaba manchada de sangre, y en la otra llevaba la pura empuñadura con sola una parte de debajo de la hoja, algo destruida.

 

Misao se quedó Helada ante tal imagen. No podía imaginarse si quiera lo que hubiera pasado esa noche, ¿habrá matado a alguien?

 

Misao: Señor Aoshi...

 

Aoshi: No

 

Misao: ¿he?

 

Aoshi (Sonriendo): no te preocupes, no he matado a nadie.

 

Misao se llenó una ves más de alegría al verlo sonreír y escuchar tales palabras. Pero aún tenía duda de lo que había pasado esa noche.

 

Aoshi: Hablé con Chou, al parecer Battousai y los otros tuvieron suerte el Kobe y detuvieron los planes de Hijikata.

 

Yahiko: ¿Ellos están bien?, ¿y que pasó con Kaoru?

 

Aoshi: Ya mandaron un Carruaje a buscarlos, estarán aquí del medio día.

 

Misao: Entonces vamos, no podemos esperar.

 

Mientras tanto, a la orilla de la playa, cerca de Kobe, vemos a Kenshin, Saito, Sanosuke y Seijuro hablando; Kenshin acaba de despertar, y Kaoru aún sigue inconsciente en el suelo.

 

Kenshin (Viendo a Kaoru): ¿Cómo esta ella?

 

Saito: Recibió un fuerte golpe por detrás, pero no creo que sea nada grave.

 

Seijuro: se ve que te preocupas de más por ella, si la hubieras visto pelear en Kyoto como yo, hubieras visto que no es tan débil.

 

Kenshin: Maestro, ¿qué es lo que te hizo venir acá?

 

Seijuro: puedes agradecerle a un amigo tuyo, un jovencito muy feliz, creo que se llama “Soujiro”

 

Saito: ¿Soujiro?

 

Sanosuke: ¿No era uno de los asesino del Jupongatana?

 

Seijuro: Así es, me lo encontré y se podría decir que tuvimos un combate juntos, es un chico muy interesante. Aparte, tenía un encargó.

 

De entre sus ropas, sacó una bolsa alargada que tuvo consigo todo este tiempo. La tomó y se la arrojó a Kenshin para que esté la atrapará.

 

Seijuro: eso se lo envía el anciano del Aoiya al tal Shinomori.

 

Kenshin (Sujetando la bolsa): ¡¿Okina?!

 

Seijuro: ocúpate de entregárselo, ¿quieres?

 

Seijuro se dio media vuelta y se comenzó a alejar lentamente caminando. Kenshin caminó un poco hacía adelante y lo detuvo antes de que se fuera.

 

Kenshin: Maestro, ¿no piensas ir con nosotros a Osaka?

 

Seijuro: tú sabes que yo trabajo mejor sólo que en equipo. Pero no te preocupes, llegaré a Osaka por mi cuenta, tengo que arreglar mis propios asuntos.

 

Dicho lo anterior, siguió caminando en la misma dirección en la que Hijikata y sus hombres de fueron, en dirección a donde sale el sol, hasta que su figura se perdía en el horizonte, mientras Kenshin lo veía con una sonrisa.

 

Una ves que su maestro se había ido, Kenshin se volteo hacía Sanosuke con unas sonrisa de felicidad. Sanosuke se impresionó, aún no comprendía como de estar todo el día muy pensativo cambio a esa actitud tan diferente.

 

Kenshin (Sonriendo): Sano, tú me preguntaste como fue que me hice esta cicatriz, ¿no es así?

 

Sanosuke: Sí, pero si no quieres decirlo yo...

 

Kenshin (Sonriendo): esta cicatriz me la hicieron dos personas; una fue Akira Kiosato, era un Guardaespaldas de un funcionario del gobierno que me la hizo durante un combate (Pausa un segundo) la otra, me la hizo Tomoe Yukishiro, que era la prometida de Kiosato, al principio ella me odiaba, pero, al final, ella fue la primera persona a la que ame de verdad, y en medio de una pelea... la maté...

 

Sanosuke puso una mirada de asombro aún más que la anterior. No podía creer lo que escuchaba, pensaba que era una broma; pero si era cierto, ya podía comprender el porque no lo quería decir. No lo entendía muy bien, pues aún no sabía todos los detalles.

 

Saito: lo dices muy tranquilo, sí, había escuchado que una mujer había sido usada para espiar a Battousai, pero creí que era solo un rumor.

 

Kenshin (Alzando la cabeza): no, no era un rumor... era un sueño... (Volteando a ver a Sanosuke con una sonrisa) Sano, te pido de favor que no le cuentes nada de esto a Kaoru, yo he decidió contárselo, pero cuando sea el momento.

 

Sanosuke (Sonriendo): puedes contar conmigo, aunque luego te pediré que me cuentes toda la historia.

 

Kenshin Asintió con la cabeza, aún con su sonrisa en los labios. Entonces, se escucharon los sonidos cercanos de caballos; todos voltearon hacía un lado y vieron acercarse un carruaje a toda velocidad. En ese momento Kaoru se comenzaba a despertar.

 

Saito: parece que ahí viene nuestro vehículo.

 

Kaoru (Tratando de ponerse de Pie): Kenshin

 

Kenshin se agachó y se acercó a Kaoru haciendo que se sentará en el suelo en lo que llegaba el carruaje.

 

Kenshin: No te preocupes Kaoru, ya todo esta bien.

 

Kaoru: Ken, ¿ya todo terminó?

 

Kenshin: No, no todavía, pero te prometo que todo va  a salir bien.

 

Una melodiosa canción suena en el aire. Los alrededores del Castillo de Osaka, se llenan con el sonido de un Violín. En uno de los amplios balcones del castillo, se encuentran reunidas varias personas. Sentado en el barandal de madera, estaba Makaiju, tocando un violín con gran gracia, que era la fuente de la música; también se encontraba Gawa y Akai, del Oniwabanshu, inclinados frente a Hien, que se encontraba vendada de la herida que le había hecho Aoshi.  

 

Hien: No puedo creer que una sola mujer los haya derrotado a los Tres.

 

Gawa (Sin voltear a verla): lo siento, fue un descuido de nuestra parte.

 

Hien (Viendo hacía un lado): No importa, de todas formas todos fallamos esta noche.

 

Makaiju (Mientras tocaba el Violín): y dime Hien, ¿quién fue el oponente que hizo tales heridas?

 

Hien: Bueno, señor Makaiju, el hombre que me hizo esta herida fue Aoshi, Aoshi Shinomori...

 

Makaiju (Aún tocando el Violín): que poco caballeroso de su parte, atacar de esa manera a...

 

Hien (Interrumpiendo): Él hizo lo que creyó conveniente.

 

Makaiju: Hemos perdido una gran Batalla, y nuestras bajas son más grandes que la de nuestros oponentes (Dejando de tocar) es en este momento cuando se decide cual es el bando que ha de ganar.

 

Hijikata: Nosotros ganaremos, eso es seguro.

 

La voz de Hijikata se hizo notar rápidamente en el lugar. Todos desviaron su mirada hacía un lado, y vieron acercarse hacía ellos a Hijikata, acompañado por Serizawa y Hayai a sus lados, y por varios de sus hombres, algunos heridos y vendados. Todos se colocaron en circulo alrededor de Hijikata y sus más leales hombres.

 

Makaiju (Acercándose a Hijikata): ¡Señor Daimyo!, me alegra ver que esta usted bien.
 
Hijikata: debo suponer que aquí tampoco tuvieron suerte.
 
Hien: Nuestros hombres fueron derrotados señor. 
 
Makaiju: Señor, recibimos un menaje de nuestros contactos en el ejercito, el Ejercito Imperial viene para acá y Atacarán el Castillo.

 

Hayai: Entonces el Gobierno ya esta totalmente enterado de nosotros, y ahora viene para acá ¿Qué haremos?

 

Hijikata bajó la mirada por unos momentos como pensando en una respuesta. Entonces, levanto la mirada y caminó hasta ponerse en el centro de todas las personas.

 

Hijikata (Volteando a ver con la mirada a todos a su alrededor): Una ves más estamos aquí; yo diría que son muy pocos aquellos que pelearon conmigo en Hokkaido hace algunos años; estábamos derrotados, éramos menos, y estábamos heridos, pero, no importa si ellos usaban rifles, cañones, o demás armas, había algo que ellos no tenían: Nuestro coraje, nuestro compromiso, nuestro instinto de Samuráis. Ahora, ese mismo corazón de Guerrero será el que nos guiará. Puede que ellos sean más, puede que tengan mejores armas, pero yo no me rendiré, ¡¡¡Yo pelearé hasta al Final y no moriré sin pelear!!!

 

Todos los hombres festejaron tales palabras con un grito de animación, como un grito de batalla. Se veía que todos ahí estaban dispuesto a morir en la siguiente batalla que se vendría; pero, había uno que no pensaba igual que todos.

 

Serizawa (Pensando): Bien Hijikata, eres un hábil guerrero y eres capaz de mover grandes masas, pero de todas formas esta pelea esta perdida y yo no pienso perder...

 

El Carruaje en el que viajan Kenshin, Sanosuke, Saito y Kaoru, se encamina hacía Osaka. En el interior, Kenshin y Kaoru están sentados en un asiento y Saito y Sanosuke en el otro. Ambos están en silencio hasta que Sanosuke rompió el silencio.

 

Sanosuke: el Tal Hijikata parece algo serio. Kaoru, ¿Tuviste contacto con él durante tu captura?

 

Kaoru: Si, la verdad estuvo todo este tiempo acompañada muy de cerca por Hijikata y Hayai.

 

Saito: Hayai es la mujer de las cadenas, ¿no es así?

 

Kenshin: ¿Mujer de las Cadenas?, sí, se refieren a la mujer que estaba con Hijikata en el barco, ¿no es así?

 

Sanosuke: la verdad me tomó por sorpresa, la verdad nunca había visto a una mujer con tal fuerza...

 

Kaoru (Enojada): Oye, ¿qué quieres decir?

 

Sanosuke: incluso le dio problemas a Saito.

 

Saito: Oye, mejor no digas tonterías tonto, la chica es buena pero no más que otras personas con lasa que he peleado.

 

Kaoru: Cuando estuve con Hijikata y Hayai, a pesar de que ninguno deseaba mostrar sus emociones, sentí en ellos una gran tristeza, no creo que en el fondo, ellos estén felices con todo esto.

 

Kenshin (Pensando): ¿Felices?, ¿felicidad?...

 

****

En ese momento, varios recuerdos vienen a la mente a la mente de Kenshin:

 

El primero se ve así mismo hablando con Tomoe en la cabaña en la que vivían.

 

Kenshin: ... ¿cómo podía defender a la felicidad de los demás si yo mismo no conocía mi propia felicidad? Fue cuando llegue aquí, comencé a vivir una vida normal, como la gente común, y fue viviendo, a tu lado, en el campo, cuando por fin conocí la verdadera felicidad...

 

Luego, en su cabeza cambia de escena, y ahora ve a una jovencita, de cabello negro, largo, agarrado con una trenza con un listón azul y un traje blanco, con una espada en las manos.

 

¿¿¿ (Sonriendo): ... Mientras viva con una Sonrisa y Felicidad no podré morir, así que sonríe Himura, sonríe...

 

****

Kenshin (Pensando): Vivir Feliz, ese es el Deseo de Vivir, claro que Hijikata no es feliz, él ha perdido ese deseo y además, esta siendo manipulado...

 

Un sonido muy peculiar interrumpió los pensamientos de Kenshin. No era nada peligroso ni fuera del lugar, si no el estomago de Kaoru que crujía por el hambre. Todos pusieron sus ojos sobre la joven que estaba enrojecida de la pena.

 

Sanosuke (Riéndose): parece que Kaoru tiene hambre...

 

Kaoru (Enojada): Oye, ¿qué querías?, estuve atrapada todos estos días y no he comido nada ni dormido.

 

Kenshin: No te preocupes, dentro de poco llegaremos a Osaka.

 

A las afueras de la Jefatura de Policía de Osaka, se encuentra Chou y algunos policías. Chou tiene vendas en algunas partes del cuerpo como todos los demás por el combate con Makaiju. Se encuentra de pie esperando a que llegué el Carruaje donde viajan Kenshin y los otros. En eso, Aoshi, Misao y Yahiko se acercan a él.

 

Misao: Oye Pelos de Escoba, ¿qué te pasó?

 

Chou: ¿A quién le dices Pelos de Escoba?, estas heridas me la hice en combate.

 

Yahiko: Al parecer todos tuvimos una noche muy agitada, ya estoy ansioso de que Kenshin llegué para regresar a Tokio.

 

Chou: no creo que regresen muy pronto.

 

Yahiko: ¿Qué?, ¿por qué?

 

Chou: luego te explicó. Por cierto, hay una persona que vino a verlos.

 

Misao: ¿Una persona?

 

Las puertas de la jefatura se abren; Misao, Yahiko y Aoshi posan los ojos en la persona que la abrió, y se sorprenden al ver quien era: Una mujer, de cabello oscuro largo, con un traje azul; era Megumi Takani.

 

Megumi: Hasta que los hallé.

 

Yahiko (Sorprendido): ¡¡Megumi!!, ¿pero cuando llegaste a Osaka?

 

Megumi: Acabó de llegar en la mañana; me desocupé de todos mis asuntos para venir aquí. Sabía que si ustedes se iban a poner a pelear una ves más, necesitarían a una doctora.

 

Chou: Parece que ya vienen.

 

Un carruaje aparecía a lo lejos y se aproximaba rápidamente hacía el lugar. El Vehículo se detuvo justo frente a la jefatura, justo frente a todas las personas que esperaban. Todos se acercaron esperando ver a Kenshin o alguien más que bajaba del él; pero se llevaron una decepción al ver que del Carruaje bajaba una mujer, acompañada de un niño. Una ves que los dos bajaron, el carruaje se alejó.

 

Yahiko: Pero, ella no es Kenshin, ni Kaoru...

 

Tokio: ¿Por qué hay tanta gente reunida?, ¿Saito ya regreso?

 

Chou: No aún no señora Tokio, en estos momentos lo estamos esperando... ¿he?

 

El sonido de las ruedas de otro carruaje se acercaba lentamente. Todos desviaron su mirada hacía un lado, y vieron acercarse otro vehículo jalado por caballos, que se detuvo justo frente a la Jefatura.

 

Chou: esos deben ser ellos...

 

Tokio: ¡¿Saito?!

 

La Puerta del Carruaje se abrió, y una persona bajó de él. Sin pensarlo, la mujer que acababa de llegar se abalanzó sobre la persona abrazándola, creyendo que era Saito. Pero al momento en que lo abrazo, se dio cuenta de que su cabello era largo; al abrir los ojos, vio que su pelo era de color rojo. Tokio se separó de la persona y la miró; se trataba de Kenshin, que estaba confundido por lo que acababa de pasar.

 

Tokio: Tú no eres Saito.

 

Kenshin: ¿he?, no, yo no, digo yo soy...

 

Kaoru (Con tono furioso): Kenshin, ¿Quién es esa mujer?

 

Kenshin (Volteando a verla con cara de inocente): Te juró que no lo sé...

 

Saito (Bajando del Vehículo): ¡¿Tokio?!, ¿Qué estas haciendo aquí?

 

Tokio desvió la mirada, de estar viendo a Kenshin, a voltear a ver a Saito, y en cuanto reconoció que era él, hizo a un lado a Kenshin, y abrazó a Saito.

 

Tokio: Saito, que bueno que estas bien.

 

Sanosuke: ¿Alguien me puede explicar que esta pasando?

 

Yahiko: ¿Quién es Tokio?

 

Aoshi: Esta señorita es Tokio Takagi, y es la esposa de Saito.

 

Sanosuke, Misao, Yahiko, Megumi (Al mismo tiempo): ¡¡¡¿ESPOSA?!!!

 

Misao: a sí, creo que ya no los había dicho cuando estábamos en la Aldea Shingetsu, con que ella es Tokio.

 

Yahiko (Sorprendido): ¡¿Qué?!, ¡¿Tú lo sabías?!

 

Kaoru: Kenshin, ¿tú también?

 

Kenshin: Bueno, sí, bueno, él me había dicho...

 

Sanosuke: ¿Megumi?

 

Mientras algunos estaban impactados por lo ocurrido, ahora se sorprendieron más al ver a Megumi aquí en Osaka.

 

Kenshin (Sorprendido): ¡Señorita Megumi!

 

Kaoru: ¡Megumi!, ¿qué haces en Osaka?

 

Megumi: Vine a ver en que puedo ayudar... ¿he?

 

Megumi reviso con la vista a cada uno de los recién llegados; primero a Sanosuke, luego a Kaoru, y por ultimo a Kenshin. En Sano le llamó a la Atención las dos heridas que le había hecho Hayai, y en Kenshin, las diferentes heridas que se había hecho, los golpes por la explosión, el disparo que lo había alcanzado, algunas de las heridas del combate con Hijikata.

 

Megumi (Exaltada): ¡Santo Dios!, Ken, Sano, están mal heridos.

 

Sanosuke: creo que exageras, bueno, me duelen un poco...

 

Megumi: Tú sobrevivirás, pero Kenshin están llenó de Heridas, (Tomando a Kenshin de la mano) vengan todos, los revisaré ahora mismo...

 

Megumi jaló a Kenshin hasta adentro de los jefatura, y fue seguida por Kaoru, Yahiko, Misao y Sanosuke, dejando a Aoshi, Chou, Saito, Tokio y a Eiji afuera.

 

Tokio: ¡Qué personas tan raras!

 

Saito: ¿Qué hacen ustedes dos aquí?, Osaka no es segura, y menos ahora.

 

Chou: Señor Saito, recibimos un mensaje desde Tokio esta mañana; Unas Tropas del Ejercito Imperial ya viene en camino para acá.

 

Aoshi: ¿El Ejercito Imperial?

 

Chou: los acontecimientos de estos días no fueron omitidos por el gobierno, y ya hasta saben que se ocultan en el Castillo; los hombres estarán aquí mañana por la mañana, y planean invadir el Castillo y apresar a todos los hombres del Shinsengumi.

 

Aoshi: ya veo, Hijikata es muy orgulloso y de seguro no escapará, es más, se quedará a pelear.

 

Saito escuchaba todo con la mirada baja, y con una expresión muy pensativa, como pensando muy detenidamente en muchas cosas, ¿Qué caminó tomará esta batalla?

 

Dentro de la Jefatura, Sanosuke, Yahiko y Misao, están sentados afuera de una habitación, esperando, mientras adentro de la habitación, Megumi revisa las heridas de Kenshin, y Kaoru le hace compañía. Mientras tanto, Misao y Yahiko le preguntan a Sano sobre el combate en Kobe.

 

Misao: Todos ustedes llegaron heridos, incluso ese tal Saito, ¿qué clase de combate tuvieron en Kobe?

 

Sanosuke: bueno, Hijikata usaba una gran máquina mágica que volaba.

 

Yahiko: ¿Una que?

 

Sanosuke: Una Máquina Mágica que podía Volar y nos atacaba desde el Cielo a gran distancia.

 

Misao: si, ¿cómo no?

 

Yahiko: ¿Y como la alcanzaron?

 

Sanosuke: a bueno, yo...

 

Kenshin: tú me ayudaste...

 

La puerta de la habitación se abre, y salé Kenshin con varias heridas en el cuerpo, en la cabeza, los brazos, las piernas, el torso, etc.

 

Yahiko: ¿Cómo dices?

 

Kenshin: Tú me ayudaste, la forma en que derrotaste al hombre del Jupongatana en Kyoto, me dio la idea.

 

Yahiko (Feliz): ¿En serio?

 

Megumi: bueno, bueno, basta de charlas, ¿quién es el siguiente?

 

Sanosuke: Supongo que ese seré yo.

 

Megumi: otra vez lastimándote, la verdad no sé cuando me dejarás de dar problemas.

 

Sanosuke: ya basta, solo cúrame las heridas y acabemos con esto.

 

Sanosuke y Megumi entraron a la habitación para que Megumi le revisará las heridas que le había hecho Hayai, mientras el resto se quedaba afuera platicando.

 

Kaoru: Kenshin, ¿entonces regresaremos ya a Tokio?

 

Kenshin: bueno...

 

Aoshi: no creo que sea conveniente.

 

Aoshi apareció de repente caminando por el pasillo, y se cruzó con el grupo que estaba de pie afuera de la habitación.

 

Misao: Es usted Señor Aoshi.

 

Kaoru: ¿A que te refieres?

 

Aoshi les contó lo que Chou les había contado a él y a la Saito hace algunos minutos afuera, sobre que el Ejercito viene en camino y tienen pensado atacar el Castillo donde estaban Hijikata y sus hombres; por eso, no se podían ir, tenía que encontrar la manera de que Hijikata y sus seguidores no terminarán muertos por el Ejercito.

 

Kenshin bajó la mirada ante la noticia y puso una expresión pensativa, igual que Saito; después de unos  momentos sin hacer nada, Kenshin tomó la  bolsa que su Maestro le había dado, y se la entregó a Aoshi.

 

Kenshin: Okina te envía esto.

 

Misao: ¿El Abuelo?

 

Sin decir nada más, Kenshin caminó por el pasillo, alejándose del grupo, y caminaba hacía la puerta de la calle.

 

Kaoru: oye, ¿a dónde vas?

 

Kenshin: no se preocupen, solo daré un paseo.

 

Kaoru: pero Ken, tus heridas...

 

Sin hacer caso a las palabras de la joven Kaoru, Kenshin siguió su camino, hasta salir a la calle. Mientras tanto, Aoshi abrió el saco para ver que era; en el interior, estaban dos Kodachis, como las que usaba, pero estas estaban enfundas cada una en una funda individual, y no en una como Aoshi las llevaba; aparte, venían con un pedazo de Papel doblado.

 

Misao (Viendo el saco): ¡Son Kodachis!, que oportuno es el Abuelo, justo cuando las Kodachis se acaban de romper, ¿cómo lo habrá sabido?

 

Kaoru: ¿Las Kodachis se rompieron?

 

Aoshi puso una expresión seria, y rápidamente cerró el saco.

 

Aoshi: sí, se rompieron en un combate contra... en un combate con Hien, una de las Guerreras de Hijikata.

 

Después de decir estas palabras, se fue sin decir ninguna palabra, al igual que Kenshin. Todos se quedaron sin comprender nada, no entendían en que estarían pensando Kenshin y Aoshi en estos momentos.

 

Yahiko: ¿Qué le pasará a esos dos?

 

Misao (Pensando): No es la primera ves que el señor Aoshi actúa así cuando habla de la tal Hien... ¿Será posible que...?

 

*****

Ahora, Misao recuerda algunos acontecimientos sucedidos en los últimos días. Los primero que recuerda es la primera ves que vio a Hien en el supuesto cuartel de los Oniwabanshu de Osaka:

 

Hien: ...Creía que el Señor Aoshi era el líder de los Oniwabanshu de Kyoto...

 

Luego, Recuerda esa ocasión cuando estaban observando el Castillo de Osaka a lo lejos, y Aoshi se puso a pensar muy detenidamente cuando Misao le dijo que la líder del Oniwabanshu era Hien:

 

Aoshi: Me dijiste que su líder es Hien Kagome, ¿verdad?

 

Y por ultimo, recordó cuando estaban en el Bosque combatiendo con Akai y Denki, y Akai mencionó a Hien:

 

Akai: En estos momentos todo la señorita Hien esta con el Oniwabanshu esta en el Puerto de Osaka prendiéndole fuego...

 

Aoshi (Exaltado): ¿Qué cosa?

 

****

Misao (Pensando): se ve el Señora Aoshi y Hien se conocen, yo conocí al señor Aoshi cuando él era miembro del Oniwabanshu en Edo, pero no lo conocí desde que comenzó a ser un Ninja, de seguro ellos dos se conocen muy bien, pero, ¿por qué actúa así cuando se trata de ella?, (Con expresión de impresionada) ¿Será Posible que el Señor Aoshi y Hien...?... no, no puede ser...

 

Mientras tanto, Aoshi se encontraba afuera de la jefatura, recargado en una pared, con la bolsa que la había dado Kenshin en la mano izquierda. Aoshi abrió el saco y con la mano derecha sacó el pedazo de papel doblado que había adentro, y al desdoblarlo, se dio cuenta que era una carta, una carta e Okina. La carta decía:

 

Aoshi...

Sí, en estos momentos ya estoy enterado de que Hien apareció en Osaka y que es parte del grupo de Hijikata. Fue difícil para ti primero el ver que la persona a la que le salvaste la vida, ahora es tu enemigo, y ahora el saber que esa persona a la que tanto quieres también lo es, yo sólo me puedo imaginar tu dolor.

 

Recuerda que en estos momentos debes de ser fuerte, por algo llegaste a ser el líder del Oniwabanshu, debes ser fuerte, que ni Hijikata ni Hien te desvíen del camino.

 

Dentro del saco, de seguro ya viste las dos Kodachis, y apuesto que las has reconocido; son las dos Kodachis que les di a Hien y a ti hace muchos años. De seguro las necesitarás.

 

Atte.

Okina...

 

Una ves que acabó de leer la carta, Aoshi sacó las dos Kodachis y las colocó en el suelo. Tomó una de ellas con la mano izquierda y la desenfundo con la mano derecha, colocándola frente a su rostro. La espada parecía nueva, como si nunca se hubiera usado.

 

Aoshi (Pensando): Gracias Okina, siempre fuiste como un padre para todos. Pero llega una hora en el los hijos crecen, tienen que seguir su propio camino y tomar sus decisiones; Y ahora, he tomado un decisión.

 

En ese momento, el cielo se nubla de repente sin razón, y comienza a lloviznar; poco a poco, la lluvia se vuelve más fuerte. Dentro de la jefatura, en la habitación donde Megumi estaba curando a sus amigos, se encuentra sola con Kaoru; las dos conversan mientras Megumi le revisa la herida de su hombro, y el golpe de la nuca.

 

Kaoru: dime Megumi, ¿cómo viste las heridas de Kenshin?

 

Megumi: honestamente creo que es una personas con suerte; a pesar de que tiene muchas heridas y algunas son profundas, ninguna ha llegado a lastimar alguna parte vital. Pero...

 

Kaoru: ¿Pero?

 

Megumi: como te dije, algunas son profundas, y de seguro no cicatrizaran dentro de mucho tiempo. Además, en esas condiciones, yo ya te lo había dicho, en esas condiciones cualquier golpe por más mínimo que sea le causará gran daño. Como doctora, ni siquiera lo dejaría parare de la cama.

 

Kaoru: Kenshin... debe de haber alguna forma de convencerlo de que regresamos a Tokio, ya cumplimos con nuestra misión aquí, ¿para que nos quedamos?

 

Megumi: Yo lo conozco, aunque lo encadena, lo amarre a la cama, o aunque todos nosotros nos sujetemos de él para evitar que vaya a pelear, él seguirá, y no lo detendremos. No sé exactamente que es lo que pasó o que tanto hizo durante su época de Battousai, pero es una persona que siempre trae sobre él el peso de todo el mundo. En verdad es un terco...

 

Afuera, la lluvia aún sigue. Ahora vemos a Kenshin caminando por el bosque. Los árboles le sirven como paraguas, pero no pueden evitar que una que otra gota lo toquen. Kenshin camina hasta colocarse bajo y árbol; se recarga en el tronco y cierra los ojos por un momento como pensando en algo; después de unos segundos, los abre...

 

Kenshin: Sabía que te encontraría aquí Hirokazu...

 

Recargado del otro lado del tronco, se encontraba Serizawa, vestido con la misma ropa de la noche anterior, pero no llevaba consigo la espada de gran tamaño con la que peleó con Seijuro.

 

Serizawa: Después de tantos años fuiste capaz, no sólo de recordar la señal, si no también de encontrar el árbol. (Volteando hacía arriba) Este bosque no ha cambiado en este tiempo, pero nosotros sí.

 

Kenshin se separó del tronco unos cinco paso, y luego se giró hacía él. Al mismo tiempo, Serizawa caminaba dándole la vuelta al árbol, hasta colocarse frente a Kenshin.

 

Kenshin: Me sorprendió demasiado el verte aquí.

 

Serizawa: Estamos iguales Himura; yo me sorprendí demasiado cuando me enteré que derrotaste a Shishio Makoto, ¿qué no ya no matabas?

 

Kenshin: Yo no lo maté.

 

Serizawa: eso no es lo que se dice.

 

Kenshin: Hirokazu, ¿qué es lo que pretendes?, sé que tú no estas trabajando para Hijikata, de seguro tú y Joshuya lo están manipulando.

 

Serizawa: ya te lo había dicho, buscó la venganza, pero no sólo eso, la verdad, las personas son crueles y viles, tú lo has visto, lo que quiero hacer que este país no acabé como una Colonia o como un País Monopolizado por el Dinero, ¿dónde queda el honor Kenshin?

 

Kenshin: A mí tampoco me gusta ver como poco a poco el Japón termina perdiendo su ser, pero esto es una locura, tú no hablas de paz, no la hacías antes, no lo haces ahora, tú maldita ambición ye ha cegado, te dejas manipular por Joshuya como tú manipulas a Hijikata.

 

Serizawa (Recargándose en el árbol): debí de esperar que no lo entededrías. Supongo que ya sabes que el Ejercito viene el camino, ¿no?

 

Kenshin: Sí.

 

Serizawa: entonces vete Himura, regresa a Tokio, tú ya no tienes nada que hacer aquí, detuviste nuestros planes, regresa a tu hogar y disfruta tu nuevo triunfo.

 

Kenshin: Hirokazu, tú sabes muy bien que no me iré, no puedo permitir que Hijikata y aquellos que lo siguen mueran por la ambición tuya y de Joshuya.

 

Serizawa: en tal caso haz lo que quieras, y desde ahora si no vemos no me conoces, jamás me has visto así como lo hiciste anoche, ¿entendido?

 

Ambos se miraron el uno al otro, mientras un relámpago los alumbro, más ninguno perdió la compostura. Después de unos momentos, Kenshin se dio media vuelta y se alejó caminando. Pero antes de que se fuera, la voz de Serizawa lo detuvo.

 

Serizawa: Tengo una pregunta antes de que te vayas... ¿Qué paso con Yosuke?

 

Kenshin (Sin voltear a verlo): no lo sé, después de que enterramos a Manami, los dos nos separamos.

 

Serizawa: no me trates así, yo no la maté.

 

Kenshin: tampoco hiciste nada para salvarla...

 

Otro relámpago alumbró el cielo, alumbrando además los rostro de los dos. Una ves que el resplandor del rayo se fue, ambos se separaron, caminando cada uno en direcciones opuestas. 

 

Aún sigue lloviendo. En  la habitación de una posada, están Tokio y Saito conversando; Eiji se encuentra dormido en una colchoneta. Tokio esta sentada en el suelo arrodillada, y Saito esta de sentado viendo a la puerta, mientras se coloca venda en la herida de su pierna; su espada esta a su lado izquierdo.

 

Tokio: Saito, ¿Con quien vas a pelear ahora?

 

Saito: sólo te diré que tengo cosas pendientes que arreglar.

 

Tokio: ¿entonces volverás a matar a alguien? 

 

Saito: de ser necesario lo haré, y tú la sabes.

 

Tokio: En ese caso ten mucho cuidado...

 

Entonces, la lluvia ceso. Vemos a Kaoru y Yahiko afuera de la Posada en la que están pasando la noche viendo a lo lejos esperando ver a Kenshin, que todavía no regresa.

 

Yahiko: ¿a dónde habrá ido?

 

Kaoru: lo notó muy extraño, en días pasado lo note como muy triste y pensativo, ahora lo veo diferente, no sé como explicarlo.

 

Yahiko: Mira, ahí viene.

 

Kenshin apareció a lo lejos caminando lentamente hacía la posada con la mirada baja. Al verlo, Yahiko y Kaoru corren para alcanzarlo.

 

Kaoru: ¿Dónde estuviste?

 

Kenshin: solo fui a dar un paseo para pensar en algo, no te preocupes Kaoru.

 

Kaoru: Kenshin, ¿por qué nos debemos quedar?, todos estamos cansados y heridos, ya hicimos mucho, en especial tú, ¿por qué no regresamos a Tokio?

 

Kenshin: lo siento Kaoru, pero no puedo, yo tengo que hacer algo antes de irme. No tienen que quedarse, ustedes pueden regresar a Tokio si así lo desean.

 

Yahiko: Para nada, si tu te quedas, yo también.

 

Sanosuke: en ese caso todos nos quedamos.

 

Sanosuke iba saliendo de la posada justo cuando todos comenzaban a hablar. Sanosuke camino hacía ello y se les unió en la conversación.

 

Sanosuke: así es, todos nos quedaremos aquí a ayudarte Ken, recuerda que somos un equipo.

Yahiko: ¡¡Así es, somos el Grupo Kenshin!!

 

Kenshin: ¿Grupo Kenshin?

 

Yahiko: así es, Grupo Kenshin…

 

Sanosuke: En tal caso seríamos el KenshinGumi

 

Kenshin: ¿KenshinGumi?

 

Megumi: ¿y yo qué?

 

Megumi también salió de la posada, y al igual que Sanosuke, también se unió a la conversación.

 

Sanosuke: ¿Y tú que de que?

 

Megumi: yo me la paso curando todas su heridas, así que también quiero ser parte del KenshinGumi.

 

Kaoru: ¿no creen que exageran con eso de KenshinGumi?

 

Sanosuke: Bueno, eso ya no importa, ahora hay que dormir todos muy bien para estar en optimas condiciones para mañana.

 

Megumi: bueno, hasta que dices algo coherente.

 

Sanosuke: ¿De que hablas?, yo siempre digo cosas coherentes.

 

Yahiko: Coherentes en tu pequeña cabeza...

 

Sanosuke (Enojado): ¡¡¿Qué dijiste?!!

 

Sanosuke comenzó a perseguir a Yahiko para golpearlo por su comentario. Megumi dio y suspiro y fue tras ellos para poder separarlos, dejando a Kenshin y Kaoru solo en la calle.

 

Kenshin: ¿Ken... Shin... Gumi?

 

Kaoru: qué locuras se les ocurren a esos dos.

 

Kenshin: Entonces Kaoru, ¿te piensas quedar?

 

Kaoru: por supuesto que sí, si tú quedas, yo también (Bostezo) Pero ahora hay que dormir, tengo mucho sueño.

 

Kenshin: ¿Te sientes bien?

 

Kaoru: Sí, sí, no te preocupes, solo necesito dormir.

 

Los dos entraron a la posada para descansar para el día siguiente...

 

La Noche pasó rápida, pereció casi segundos. Cuando menos lo esperaban, una tremenda explosión los despertó a todos. El estruendo despertó a Kenshin y los demás que dormían en la posada, salieron de la posada y vieron hacía el bosque para ver; Saito, que estaba en otro hotel, también se despertó. Todos salieron a la calle, y a lo lejos, por encima del bosque que rodeaba al castillo, se veía una columna de humo que se elevaba por el aire.

 

Aoshi: la Batalla comenzó.

 

En el bosque que rodea al Castillo de Osaka y en los alrededores del Castillo, los Soldados Meijis, vestidos con trajes militares negros, se enfrentaban a los hombres de Hijikata, vestido con trajes de Samuráis como los que usaba el Grupo Shinsen.

 

Saito llegó rápidamente a donde estaban Kenshin y sus amigos.

 

Saito: Battousai

 

Kenshin: sí...

 

Kenshin, Saito, Sanosuke y Aoshi se fueron rápidamente corriendo hacía el bosque. Kaoru pensó en hacer un ultimo intento para detenerlo, pero al final decidió no hacerlo.

 

Misao: descuida Kaoru, ellos estarán bien.

 

Yahiko: si alguien puede lograrlo son ellos cuatro.

 

Los Cuatro corrían a gran velocidad por el bosque, para llegar al lugar donde de suscitaba el combate. Pero, de repente, Saito se detuvo frente a los otros tres, evitándoles el paso y haciendo que se detuvieran.

 

Kenshin: Saito, ¿pasa algo?

 

Sanosuke: ¿Qué sucede?, no tenemos tiempo que perder.

 

Saito: espera un momento tonto...

 

Saito se alejó de ellos unos cuantos pasos dándoles la espalda. Cuando ya estuvo a laguna distancia, colocó su mano derecha en la empuñadura de su espada, y un movimiento circular largo rápido, la sacó de su funda y se dio media vuelta hacía Kenshin y los otros.

 

Saito: Battousai, antes de ir donde Hijikata, ¡¡¡Te Exijo que Primero Pelees Conmigo!!!

 


 


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