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[ Fan fiction ]

La Saga de Osaka
Capitulo 3: Regreso a Kyoto; la Reunión en el Cementerio

Sanosuke se encuentra en el consultorio de Megumi, probando su brazo que por fin esta completamente curado, y estaba ansioso de probarlo. Vio el piso del patio de Megumi, y usando el Futae No Ki Wami, hace un gran agujero.

Sanosuke: Esto es perfecto, mi brazo esta totalmente curado, por fin puedo volver a usar el Doble Impacto.

Megumi: Será mejor que dejes de lastimarte, la verdad ya me cansé de estarte cuidando y curando todas tus heridas. Esta ves tuviste surte, pero si por alguna razón, te vuelves a romper esa mano, puede que no se te vuelva a curar.

Sanosuke: Creo que exageras.

Megumi: ¿A sí?, las heridas que te hizo Kenshin, las heridas de la pelea con Shishio incluyendo esa mano rota, ese gran tenedor que te encajaron en el hombro del Ninja Sanada, a, y no me olvido de esa gran herida en el hombro, que te hizo ese sujeto, Saito.

Sanosuke se sorprendió, al parecer si se había lastimado mucho, pero la verdad no era solo él, también Kenshin, pero la verdad, ya había pasado mucho desde la ultima pelea. Sanosuke, solo respondió con una sonrisa y salió rápido del lugar.

Megumi: Oye, ¿a dónde vas?, no he terminado contigo.

Sanosuke: Lo siento, tengo que irme, te veo más tarde.

Megumi: Ese tonto me va a volver loca.

En el Dojo Kamiya, Kaoru estaba obligando a Yahiko a que la ayudará en la limpieza, mientras que Kenshin tendía la ropa. Yahiko estaba enojado, porque el quería aprender Kendo, y no limpiar pisos. Su único consuelo era que luego irían a comer al Akabeko.

Yahiko: ¿Cuánto falta?

Kaoru: Deja de quejarte, y limpia.

Kenshin: Jajaja, se ve que Kaoru es una maestra muy estricta Yahiko.

Yahiko: Que va estar siendo maestra, me enseña más a limpiar que a usar la espada.

Kaoru: ¡¡¡¿Qué dijiste?!!!

Mientras Kaoru ahorcaba a Yahiko por sus palabras, Sanosuke llega al Dojo, y se acerca a donde esta Kenshin, tendiendo al Ropa.

Sanosuke: Esos dos siempre peleándose, no parece que hace unos meses, Yahiko se quedó a su lado mientras estaba lastimada por el veneno de la Familia Agua.

Kenshin: Supongo que es su forma expresarse lo mucho que se quieren.

Mientras los hablaban, un visitante inesperado llega a la puerta del Dojo. Kenshin y Sano sienten su presencia de inmediato, y van directo a la puerta. Se sorprenden a ver quien es el visitante, un hombre alto, con cabello amarillo, que parece una escoba.

Kenshin: ¡Eres tú Chou!

Sanosuke: ¿Qué haces en Tokio cabeza de escoba?

Chou: Creo que nada que te importe cabeza de chorlito. Vine a buscar a Battousai.

Kenshin: ¿Pasa algo?

Yahiko y Kaoru van a la puerta, y ambos se sorprenden mucho al verlo. Kaoru siente que su visita no le traerá nada bueno a Kenshin. Todos pasaron al comedor para que Chou dijera el motivo de su visita.

Kenshin: Bien Chou, ¿qué se te ofrece?

Chou: Necesito que vengas conmigo a Kyoto.

Kaoru: ¡¿A Kyoto?!, pero, ¿por qué?

Chou: Solo necesito que venga

Sanosuke: Oye, no iremos a ningún lado sin razón.

Chou: ¿Qué?, ¿y a ti quien te invito?

Sanosuke: ¡¿Qué insinúas?!

Kenshin se para y separa a los dos antes de que matarán el uno al otro. Logró tranquilizarlos, y que se sentarán. Kenshin le dijo que si quería que fuera hasta Kyoto, necesitaba una razón.

Chou: Bien, será mejor que lo sepas de una Buena, Saito Hajime, el que creyeron que murió en la base de Shishio, sigue vivo.

Todos: ¡¡¡¿QUÉ?!!!

Todos se sorprendieron mucho al enterarse de esto. Sanosuke, por ejemplo, estaba muy disgustado, no podía creer que todo este tiempo, él hubiera estado vivo, y jamás lo habían sabido. Kenshin, siempre lo supuso, aunque jamás estuvo seguro.

Chou: El caso es, que hace algunos días, Saito fue a Osaka, a investigar, un rumor, sobre un cargamento ilegal de armas, que llegaría esa noche. Pero, Saito jamás regreso a Kyoto, y no hubo noticias de él. A la mañana siguiente, cuando registraron los barcos, estaban completamente vacíos, ni rastros de Saito o de las armas.

Kenshin: Entonces, ¿Saito esta desaparecido?

Chou: No se le ha visto desde ese día; los últimos que lo vieron, fueron dos oficiales de Osaka, y dicen que le ordeno buscar dos nombres.

Chou saco algunos papeles, donde venía información sobre Saigo Makaiju y Daimyo Akai. Al parecer ambos fueron soldados Meijis de alto rango; Saigo era Capitán, y Daimyo Coronel. Saigo peleo en la guerra de Sainain, al igual que Daimyo, que guiaba varias tropas; pero al acabar la guerra, ambos desaparecieron por completo; no se les dio por muertos, solo desaparecidos.

Después, se investigo, y se creía que ambos estaban involucrados con contrabandistas y vendedores de armas. Al momento de investigar, se vio que el registro de nacimiento y registro medico, no estaban.

Chou: Este caso es muy serio, y necesito que me ayudes; hemos tratado de recurrir a los Oniwabanshu para que nos ayuden, pero no son muy cooperadores; pero ustedes son sus amigos, de seguro pueden convencerlos. Además, aún no sabemos con quien estamos tratando, así que necesitaremos ayuda.

Todos se quedaron callados, volteando a ver a Kenshin, esperando a que diera su respuesta. Por ultimo, acepto el acompañar a Chou, pero Sanosuke, Yahiko y Kaoru, irían también.

Ya pasados los días, y recorrido el largo camino de Tokio hasta la antigua capital, Kenshin y los otros llegaron a Kyoto, esa ciudad que tantos malos recuerdos trae consigo para Kenshin, y como en los últimos días, él había estado pensando mucho en eso, no era un buen lugar para estar. Antes que nada, todo fueron de inmediato al Aoiya. Cuando llegaron, Misao se encontraba afuera, barriendo la entrada junto con Okon.

Misao: Cielos que día tan aburrido, ¿dónde esta el Señor Aoshi?

Okon: No lo sé, supongo que debe estar en el Templo como siempre. A estado muy raro, desde ese día cuando la policía vino a buscarnos.

Misao: ¿qué le pasará?

Okon: ¿He?, ¡Misao, mira!

Misao volteo hacía atrás, y vio a Kenshin y los otros, parados detrás de ellas. Al verlos, se emociono tanto, que tiro la escoba, y se abalanzó a abrazar a Kenshin.

Misao: ¡Himura!, hacía mucho tiempo que no te veía, ya pasaron más de tres meses, que desconsiderados, ¿por qué no me vienen a visitar debes en cuando?

Kenshin (Sonriendo): Tranquila Misao, Jajaja

Kaoru: También nos alegra verte Misao.

Kenshin: Oye, ¿dónde se encuentra Aoshi?

Misao: Bueno pues...

Todos pasaron adentro del Restaurante, y empezaron a hablar sobre la situación; en efecto, los Oniwabanshu estaban bien informados del tema, pero por alguna razón, no deseaban compartir su información con nadie. Esto extraño demasiado a Battousai, así que se vio obligado a preguntar.

Okina: Cuando nos enteramos de todo, Aoshi empezó a actuar de una manera muy rara; nos pidió que no dijéramos nada, y lo guardáramos todo como secreto.

Misao: Pienso que el señor Aoshi sabe más de esto, de lo que él quiere contarnos. Talvez tú puedes sacarle algo Himura.

Kenshin: ¿Yo?

Yahiko: Sí Kenshin, tú y Aoshi se llevan muy bien, apuesto que si se ponen a hablar, podrás saber que le molesta.

Sanosuke: Vamos, yo te acompaño.

Misao guió a Kenshin y a Sanosuke, al templo donde Aoshi va normalmente a meditar. En efecto, Aoshi se encontraba ahí, sentado, y meditando. Cuando los tres llegaron, Aoshi sintió su presencia inmediatamente.

Aoshi: ¡Battousai!, ¿Qué haces en Kyoto?

Kenshin: Creo que tú sabes muy bien la razón.

Aoshi: ¿Tan mal esta la situación que llamaron al Gran Battousai?

Kenshin: Aoshi, por favor, dime lo que esta pasando en estos momentos.

Aoshi se volteo hacía Kenshin, Sanosuke y Misao, y resignado, decidió contarles. De cuando conoció a Hijikata, como lo salvo, le dio otra personalidad.

Aoshi: De seguro debes conocer el nombre de Hijikata Toshizou.

Sanosuke: ¿Hijikata Toshizou?, ¿quién es él?

Kenshin: Toshizou Hijikata, en un principio fue vice capitán de todo el Grupo Shinsen, pero ya cuando el Grupo Shinsen estaba en sus últimos días, el se encargo de guiarlo, pero al final resulto muerto, junto con su tropas.

Aoshi: Pues no fue así.

Kenshin: ¿Cómo dices?

Aoshi se quedó callado unos momentos, hasta que de decidió hablar. Dijo que había conocido a Hijikata, en una ocasión, cuando se habían cruzado con su campamento. Un día, él y su grupo, pasaron por Hokkaido, donde el Grupo Shinsen y los Meijis tuvieron el combate. Encontraron a Hijikata inconsciente, y lo llevaron a un hospital para que se curara, no sin antes encargarse de que todos creyeran que estaba muerto, y vestirlo como soldado.

Aoshi: Le dimos un nuevo nombre, para que no lo reconocieran, y ese nombre es Daimyo Akai.

Sanosuke: ¿Daimyo Akai?, ¿el militar que se le acusa de contrabandear arma?

Aoshi: En realidad, él es Hijikata, y no esta contrabandeando armas, si no esta buscando venganza, contra el gobierno, y contra todo realista.

Misao: Como... Himura.

Aoshi afirmo con la cabeza, y luego bajo la mirada. El templo se sumió en un silencio, y los cuatro no hablaron para nada, hasta que Misao se harto, y comenzó a hablar.

Misao: Bueno, ¿y que más da?, no es primero, cualquier cosa que intente hacer, Himura lo derrotará, así como lo hizo con Makoto Shishio, Amakusa y Melders.

Aoshi: No creo que esta ocasión sea tan sencilla.

Kenshin: A Hijikata lo conocen como "El Demonio del Shinsengumi", por su frialdad y falta de compasión hacía los demás. Se dice que se olvido de sus sentimientos, para ser un peleador más poderoso. Nos enfrentamos a un individuo que puede llegar a ser tan fuerte como el propio Makoto Shishio.

Aoshi: Talvez, si no lo hubiera salvado en esa ocasión, si lo hubiera dejado morir, esto no estuviera pasando.

Kenshin: No, no digas eso. Lo hiciste porque creíste que era lo correcto; yo hubiera hecho lo mismo. No te puedes culpar, por las acciones de los demás.

Kenshin se levanto, y camino hacía la puerta. Ante de que saliera, Misao le pregunto a donde iba, y el dijo que dar un paseo por Kyoto. Salió del templo, directo a la Ciudad.

En ese mismo instante, un carruaje negro llega a Kyoto, transportando en su interior a Makaiju y a Hien.

Hien: ¿Su pierna esta mejor?

Makaiju: ¿Qué clase de Samurai sería si una pequeña herida me doblegara?

Hien: Recuerde que no contamos con mucho tiempo, tenemos que regresar a Osaka hoy mismo. A propósito, ¿exactamente a que vino?

Makaiju: Ya te dije, a visitar viejos conocidos, y ofrecerles flores.

Hien: ¿Flores?

El paseo de Kenshin, lo llevo hasta el cementerio de la ciudad. Llevaba consigo unas flores amarillas para ofrecer a una tumba. Kenshin se para frente a una tumba, y coloca las flores. Se queda vario segundos parado callado, como pensando en una oración adecuada; pero sus pensamientos son interrumpidos por una voz detrás de él.

Makaiju: Supongo que usted la conocía, ¿no es así?

Kenshin se dio media vuelta, y vio detrás de él, a Makaiju (Claro que él no lo reconoció), con un ramo de flores en cada mano. Kenshin le pregunto su nombre, pero él no respondió. Solo camino hacía la tumba, y coloco uno de los ramos.

Makaiju: Tomoe Yukishiro.

Kenshin: ¿Usted la conoció?

Makaiju: Solo la vi en algunas ocasiones, jamás tuve la oportunidad de hablarle. Pero mi hermano me hablo mucho de ella.

Kenshin: ¿Su hermano?

Makaiju camino hacía otra tumba, con el segundo ramo en las manos, mientras hablaba con una sonrisa en el rostro.

Makaiju: O sí, esperaban el día en que ambos pudieran casarse; él siempre me hablaba de lo feliz que sería a lado de ella, y de lo dulce que era.

Makaiju llego hasta un tumba, y coloco las flores. Luego se puso de pie, y se giro hacía Kenshin, con una sonrisa en el rostro.

Kenshin: ¿Tu hermano era...

Makaiju: Sí, me dicen Saigo Makaiju, pero mi verdadero nombre es Kiosato, Saigo Kiosato, hermano de Akira Kiosato.

Era el hermano de Akira Kiosato, aquel individuo que había matado, ya hace muchos años, y le había hecho una cicatriz en la mejilla izquierda. Además, era uno de los militares, que se buscaban por el incidente; eso quería decir que era su enemigo. De tan solo escucharlo, todos lo recuerdos vienen a su mente; en uno de ellos, recuerda a una joven, de cabellera negra larga, y recordaba como él la mató por la espalda.

Makaiju: Así es Battousai; pero has de saber que no tengo ningún rencor, por lo que lo que le hiciste a mi hermano y a su prometida; pero desde ahora te digo, que si te pones en mi camino, te mataré.

Kenshin: ¿Es una amenaza?

Ambos se vieron por largo tiempo el uno al otro, como esperando a que uno diera el primer paso para comenzar el combate. La quietud del cementerio se vio interrumpida por la presencia de un tercer individuo.

Hijikata: Makaiju, regresa, al carruaje.

Makaiju: Señor Daimyo, ¿qué hace usted aquí?

Kenshin (Pensando): ¿Daimyo?, ¿Daimyo Akai?, ¿entonces él es Hijikata?

Kenshin y Hijikata se vieron el uno al otro a los ojos; los ojos de Hijikata, eras dignos de un asesino que había matado a muchos individuos; su mirada y su expresión, reflejaban frialdad, y casi hasta maldad. Kenshin, parecía paralizado, ante la presencia de este individuo, y de tan solo verlo, sabía que iba a ser un individuo muy poderoso.

Makaiju, camino hacía afuera del cementerio, y dejo solos a Kenshin y a Hijikata por unos segundos. Luego de un rato, Hijikata se dio la vuelta, y se marcho; mientras caminaba, le dijo a Kenshin:

Hijikata: Battousai el Destajador, si quieres combatir, con mucho gusto lo haré, en Osaka...

Kenshin: ... Osaka...