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Fan fiction ]
La Saga de Osaka
Capitulo 7: Segunda Cuenta Regresiva; Hay
que Comenzar a Movernos. La Media Hora de los Recuerdo
*****12:00*****
Kenshin, Saito y Sanosuke, siguen en el
carruaje camino a Kobe. Como era un vehículo para cuatro, esta ves Sanosuke no
tuvo que viajar arriba del techo. Kenshin y Sanosuke estaban sentado en un
asiento, y Saito en el otro.
Sanosuke:
¿Cuándo falta para llegar?, el tiempo se acaba.
Saito:
Solo llevamos unos cinco minutos de viaje, tranquilízate tonto; además, son sólo
las doce del medio día, y deacuerdo con lo que sabemos, lo harán a la noche.
Sanosuke:
Bueno, pero aún no sabemos con certeza cuales son sus planes. Tienes que admitir
que todo lo que hemos averiguado a sido por pura deducción, ¿Qué piensas Kenshin?
Cuando Sanosuke volteo a ver a su amigo para
pedirle su opinión, se percató de que esté se encontraba dormido sentado en el
asiento.
Sanosuke:
¡Esta dormido!
Saito:
Sí que eres tonto; se durmió hace dos minutos, ¿qué no te diste cuenta?
Sanosuke:
¡Oye, ya me estas hartando!, ¿sabes?
Mientras en el Mundo exterior, Sanosuke y Saito
peleaba, Kenshin soñaba con esa noche, ahora en sus sueños, sus recuerdos eran
más fuertes y claros.
Se ven en sus recuerdos, a tres hombres,
caminando por las calles de Kyoto, en los tiempos de la Restauración. Uno de los
hombres es Jubei Shigekura, funcionario del gobierno en Kyoto, y uno de sus
guarda espaldas es Akira Kiosato. Estaba siendo dirigido por dos Guardaespaldas.
Kenshin (Saliendo de las sombras y colocándose
frente a los tres individuos):
Shigekura Jubei, creo que tu hora llego.
Jubei:
¿Un asesino?, ¿podrá ser?, ¡Battousai el Destajador!
Kenshin deja ver por completo su figura. Su
mirada tiene esa expresión de asesino que siempre tiene al transformarse en
Battousai, y consigo lleva dos espadas, y un traje como el que usaba en tiempos
de la restauración; pero no tiene la cicatriz en su mejilla.
Akira:
¿él es Battousai?
Jubei:
¿Puede el Mundo cambiar con los cortes de un
espada?
Kenshin (Acercándose):
¿Porqué no me lo dice usted?, ¿cree que su espada le salvará la vida?, claro,
¿por qué otra razón la traería consigo?
Guardaespaldas:
¡Quédense atrás!, yo me encargaré de él.
El hombre trató de atacar a Kenshin, pero esté
esquiva su ataque, y lo golpea justo en el rostro, con la funda de su espada,
aún con la arma enfundada. Y luego de sacar la funda de su espada, mata al
guardaespaldas, de un corte en el estomago.
Akira (Sorprendido):
¡Es muy rápido! (Poniéndose delante de Jubei) No se preocupe señor, yo lo
protegeré.
Jubei (haciendo a Akira hacía atrás):
No digas eso, ¿no ves que tú no puedes morir aquí?
Jubei trató atacar a Battousai, pero al igual
que su guardaespaldas, él también fracaso, y si darle oportunidad de defenderse,
Kenshin lo mato a sangre fría. Akira vio a Jubei tirado en el piso, y lo vio con
ojos de miedo, enojo y tristeza. Luego subió la mirada hacía al asesino, con una
expresión de odio.
Kenshin:
¿Qué?, ¿Tú también quieres morir?
Akira:
Me las pagarás miserable...
Akira comienza a atacar a Kenshin con todas sus
fuerzas, y Kenshin se cubre los ataques de su oponente con gran rapidez. La
pelea dura mucho, y a Battousai esta comenzando a darle problemas, pero aún así,
tiene dominada la pelea, y se empieza a ver el cansancio en la cara de Akira.
Mientras pelean, ambos se hablan el uno al otro.
Akira:
Yo no puedo Morir, no quiero morir, ¡No lo haré!
Kenshin:
Solo ríndete, y puede que te deje vivir
Akira:
Por ningún motivo, te mataré
Kenshin:
¡No digas que no te lo advertí!
Akira recibe una herida en el estomago por
parte de Kenshin, y eso hace que casi caiga al suelo, pero aún permanece de pie.
Akira (Comenzando a ver borroso a Kenshin):
No moriré, no debo morir, y no moriré...
Kenshin:
¿Aún sigues de pie?, no te preocupes, te mataré ahora mismo.
Ambos se acercan rápidamente hacía su oponente,
con sus espadas listas para acertar el ultimo golpe. Cuando ambos se cruzaron,
la mejilla de Kenshin comenzó a sangrar, mientras que una profunda herida en el
pecho, broto de Akira, haciéndolo caer al piso.
Antes de quedar muerto, Akira logró ver frente
a él, la figura de una mujer, de cabello negro, traje blanco, igual que su piel.
Akira:
To... Tomoe…
Akira cayó muerto si moverse, mientras que la
mejilla de Kenshin, no dejaba y no dejaba de sangrar.
*****12:04*****
Kenshin abre los ojos y levanta la mirada
rápidamente, cerciorándose de donde estaba. Al ver a Saito y a Sanosuke
acompañándolo en el carruaje, puede tranquilizarse.
Sanosuke:
¿Estabas teniendo una pesadilla?
Kenshin:
Algo así.
Sanosuke:
Oye Kenshin, quería saber qué pasará con Kaoru.
Kenshin:
¿Kaoru?
Sanosuke:
Sí, si ellos la tienen como rehén para que no te intrometas, y si tratas de
detenerlos, quien sabe que traten de hacerle.
Kenshin:
No te preocupes por eso; no, dejaré que le hagan nada, como a...
Kenshin interrumpió sus palabras, y agacho la
cabeza para luego recargarse en el asiento. Sanosuke volteó a ver a Saito, y él
estaba viendo por una ventana muy pensativo. No sabía que le pasaba a los dos,
últimamente estaban muy callados y pensativos.
Saito (Aún viendo por la ventana):
Que mala suerte, esto nos retrasará.
Sanosuke volteo a ver a Saito por ese
comentario, al tiempo cuando se escucho un relámpago, casi sobre ellos, y
entonces comenzó a llover. Kenshin desvió algo la mirada a la ventana para ver
la lluvia caer, y una ves más, un recuerdo viene a su mente.
Se ve así mismo, caminado por un callejón del
antiguo Kyoto, con un paraguas en la mano, bajo una fuerte lluvia. En eso, una
extraña espada, con una cadenas, sale de entre las sombras de la noche directo a
Kenshin. El destajador logra colocar la sombrilla frente a él, y la espada solo
llega a romper el paraguas.
La espada con la cadena vuelve a las sombras,
de donde sale un extraño enemigo, con traje negro, y la boca tapada. Lleva
consigo un espada común, y otra atada con una cadena. Al verlo, Kenshin
desenfunda su espada, y mira detenidamente a su oponente.
Kenshin:
¿Quién eres tú?, ¿por qué me atacas?
¿¿¿¿¿:
¿Todavía lo preguntas?, Battousai Himura, el
destajador.
Kenshin (Pensando):
¡sabe quien soy!, es imposible...
El hombre arrojo contra Kenshin la espada con
al cadena, lo rodea con ella. Una ves que lo tiene bien asegurado, salta al
techo de una casa cercana, y ahí, comienza a apretar más la cadena, para
sofocarlo. Ya listo, de un salto baja del techo listo para atacar a Kenshin;
pero antes de que pudiera hacerlo, el Destajador tomo la espada con la mano
izquierda, y justo cuando su enemigo iba bajando para atacarlo, lo ataca con la
espada, haciéndolo caer muerto al piso. Al momento en que mata al sujeto, algo
de la sangre, cae en la sombrilla de alguien que pasa por ahí.
Kenshin baja la mirada, y se arrodilla un poco
para descasar; pero, siente que alguien se acerca y lo mira, así que levanta
rápido la mirada, y ve frente a él, a una mujer de cabello negro, y traje
blanco, y un piel también muy blanca. Su rostro, ropa y sombrilla, están
cubiertos con sangre.
Kenshin la mira detenidamente; no sabe que
hacer, sus ordenes son matar a todo el que lo mire matando, pero algo lo
detiene. La mujer se queda callada, hasta que decide hablar.
Mujer:
¿Tú eres el que hace llover sangre?
Kenshin:
¿Cómo dices?
Mujer (Caminando hacía él):
Debo... ir... a dormir...
Cuando estaba cerca de Kenshin, la extraña
mujer cae desmayada, y Kenshin la toma en sus brazos, Al sostenerla, percibe un
extraño aroma. Por alguna razón no puede matarla, así que se la lleva con él.
*****12:06*****
Ya, devuelta ala realidad, Kenshin, Sanosuke y
Saito, siguen en el carruaje, aún camino a Kobe, pero ahora bajo esta lluvia.
Mientras tanto En Osaka (Donde también esta
lloviendo), Hien y Makaiju admiran la lluvia desde uno de los balcones del
Castillos, mientras están conversando.
Hien:
¡De repente comenzó a llover!, ¿no será un mal presagio?
Makaiju (Dándole la espalda a Hien):
¿Qué dices?, al contrario, esta lluvia es buena señal, esta como purificándonos
el camino para esta noche. Estoy seguro que esta lluvia anuncia nuestra
victoria.
Hien:
O nuestra derrotar...
Makaiju volteo a ver a su compañera con mala
cara después de tal comentario. Parecía que algo la perturbaba desde que recibió
la orden de quemar Osaka. Pero, esas eran las ordenes, ¿qué más podía hacer?
Ahí, parado frente a la lluvia, mirando el
bosque, viendo la ciudad, miles de cosas venían a la mente de Makaiju. Recordaba
una escena de su ya olvidado pasado, cuando era un niño. Se encontraba saliendo
de su escuela donde aprendía Kendo, vestido con un Ge azul, su cabello negro
poco largo, amarrado con una cola, y afuera, se encontró a un pequeño niño, más
pequeño que él, de cabello negro, un poco más corto que el suyo, y un traje
igual que suyo, pero más claro. Era su hermano.
Akira:
¡Hermano, Hermano!, Saigo...
El pequeño Saigo Kiosato, se volteó, para ver a
su hermano acercarse rápidamente a él, sosteniendo en sus manos una espada de
Bambú. Se veía muy emocionado y feliz.
Saigo (Makaiju niño):
¿Qué pasa Akira?, ¿porqué tan emocionado?
Akira:
Adivina que, por fin tomaré clases de Kendo como tú hermano.
Saigo:
¿En serio?, pues tendrás que entrenar muy duro si
quieres derrotar a tu hermano mayor.
Los dos niños ser rieron juntos, y luego
caminaron juntos a su casa, mientras ambos charlaban.
De vuelta al presente, Makaiju cerraba los
ojos, mientras recordaba esa escena, con expresión de nostalgia y melancolía.
Hien notó que su compañero se veía algo extraño, y se preocupo por él.
Hien:
Oiga, ¿se siente bien?
Makaiju (Volteándose con una sonrisa):
No, solo recordaba cosas sin importancia
En ese mismo instante, a lo lejos, Aoshi, Misao
y Yahiko, observaban el Castillo de Osaka detenidamente, como estudiando lo que
harán esta noche.
Aoshi:
Ese es; su forma me recuerda mucho al Castillo de Edo. Me dijiste que su líder
es Hien Kagome, ¿verdad?
Misao:
Sí, así me dijo que se llamaba; en cierta forma me recordó mucho a Misanagi,
pero su actitud era más brusca.
Ahora es el turno del Ninja Aoshi Shinomori,
recordar algo de su pasado. Al escuchar el nombre de la ninja, y la descripción
de Misao hacía de ella, Aoshi recordó una noche, en el gran Castillo de Edo, ya
hace más de 15 años.
Aoshi se encontraba en una clase de biblioteca
del Castillo, leyendo uno de los libros tranquilamente; pero ni la lectura
impedía que estuviera alerta de lo que ocurre a su alrededor. Sin hacer ruido,
una niña, no muy pequeña, pero no con más de 12 o 13 años, vestida con traje de
Ninja negro, entro a la biblioteca, y se colocó tras Aoshi. Aoshi sintió cuando
se acercó, pero aún así no quitó los ojos de encima del libro.
Aoshi:
¿Se te ofrece algo Hien?
Hien (Pequeña):
No pensaba encontrar al nuevo líder del Grupo Ninja Oniwabanshu, sentado en una
biblioteca.
Aoshi:
Es obvio que si lo esperabas, porque de otra manera, no estarías aquí.
Hien:
Cierto (Sonriendo) tengo que admitir que esa forma de nombrarte líder por
parte de del señor Nenji (Okina) fue muy impresionante; para poner a un joven de
tan solo 15 años de edad a dirigirnos, se ve que ha de tenerte mucha confianza.
Aoshi:
No sé que esperas ganar con esta conversación.
Hien (Tomando un libro de un estante):
Oye, ¿no puedes aceptar un elogió?
Aoshi:
No cuando tiene otro motivo.
Hien (Dándole vueltas a la hojas):
Me ofendes Aoshi... digo, "Señor Aoshi", yo solo quería mostrar mis admiraciones
(Cierra el libro) Y claro desearle suerte.
Aoshi (Cerrando el libro que lee rápidamente):
¿Aún sigues aquí?
Hien:
Esta bien, Esta bien.
Hien colocó el libro en el estante de libros, e
hizo una reverencia a Aoshi como señal de respeto, aunque era más de burla hacía
él. Con movimientos rápidos, sale de la Biblioteca, sin ser notada. Aoshi da un
suspiro al tiempo en que ella se va, y abre el libro que leía, y dentro de él,
se encuentra una clase de foto de él, Okina, Hanya y Hien.
*****12:09*****
Yahiko y Misao miran muy extrañados a Aoshi,
que parece perdido en sus pensamientos. Misao le pasa la mano frente a su
rostro, pero no hace el menor movimiento. Yahiko le pica en hombro con el dedo
esperando respuesta.
Yahiko (Picándole el hombro):
oye, oye, Aoshi, ¿Sigues aquí?
Misao:
¿le pasa algo señor Aoshi?
Aoshi (Sin perder la compostura):
No, no es nada (Alejándose del lugar caminando) Tenemos que prepararnos.
Yahiko:
¿He?, ¿para qué?
Misao:
¿Qué no lo sabes?, invadiremos el Castillo esta noche.
Yahiko:
¡¿Qué?!, ¿invadiremos?, ¿eso me incluye a mí?
Misao:
¿Pues que esperaba?, al menos que preferías quedarte sentado sin hacer nada.
Yahiko:
Pero si yo no soy un Ninja ni nada, ¿cómo esperan que lo haga?
Misao:
No te preocupes, estarás con Misao Makimachi, líder de los Oniwabanshu de Kyoto,
¿qué puede salir mal?
*****12:15*****
El carruaje de Hijikata, Kaoru y Hayai, se
mueve por la ciudad de Kobe bajo la lluvia, que es más fuerte en esta parte,
camino a la base del Shinsengumi. Los tres pasajeros viajan sin decir una
palabra; Kaoru mira nostálgica por una ventana del vehículo, mientras Hayai mira
al techo del carruaje, con cara de aburrimiento. Por su parte, Hijikata parece
estar durmiendo, en la clásica forma de Samurai.
Mientras mira por una ventana, Kaoru esta
recordando todo lo que le ha pasado en reversa; el estar aquí con sus
secuestradores, la herida que se hizo en la noche, el veneno que Raysui le
introdujo en su sangre, la travesía a la guarida de los Ninja Sanada, el cuidar
a Kenshin mientras estuvo ciego, la pelea en el Aoiya, hasta el momento en que
conoció a Kenshin.
En las calles de Tokio, un hombre pelirrojo
camina, portando una espada en la cintura, cosa muy extraña en la nueva era.
Hace un poco de niebla, y no sé ve bien. Pero al verlo pasar, una joven se
acerca rápidamente, y se coloca detrás de él, lista para atacar.
Kaoru:
¡¡Battousai el Destajador!!
Kenshin (Volteándose):
¿Oro?
Kaoru:
Eres muy amable, Battousai el Destajador.
La joven se lanza a atacar al hombre con su
espada de madera. El pelirrojo la esquiva de un salto a la derecha, pero
aterriza sobre unas cajas, y termina cayendo al piso. La joven lo mira muy
sorprendida, y se acerca a él.
Kaoru:
¿En serio tu eres el Legendario Battousai el Destajador?, escuche que mataste a
tres hombres al tiempo.
Kenshin:
Un vagabundo.
Kaoru:
¿He?
Kenshin (Levantándose):
Solo soy un vagabundo (Mostrándole su espada enfundada) ¿Crees que pueda
matar a alguien con esto?
La joven toma la espada, y al sacarla, se da
cuenta de que la espada no tiene filo, y se ve que ni siquiera estaba usada, se
veía casi nueva.
Kaoru:
¿Qué clase de espada es esta?
Kenshin:
¿Lo ves?, no puedo matar a nadie con eso.
Kaoru (Acercándose a Kenshin):
Debes de tener más cuidado, esta prohibido traer espadas a la luz del día, ¿qué
no lo sabes?
En ese momento, Kaoru jamás tuvo la menor idea,
de que estaba conociendo a aquella persona, que cambiaría su vida, para
siempre...
Antes de que Kaoru pueda continuar recordando
esos tiempos, Hayai, que la ve muy pensativa, interrumpe sus pensamientos con su
voz.
Hayai:
Oye tú, ¿en que tanto piensas?
Kaoru (Sobresaltada):
¿he?, ¿yo?, no, no es nada, solo recordaba viejos tiempos.
Hayai:
¿Recordando?, (Con expresión seria) ¿Qué edad tienes?, ¿22?, ¿23?
Kaoru:
Tengo 17 años, ¿porqué?
Hayai:
¿17?, ja, ¿acaso conoces los dolores que se vivieron a Finales de la Era
Tokugawa, durante la restauración?
Kaoru:
Talvez no viví tan duros los dolores de esa guerra, como Kenshin, Sanosuke, o
Saito, pues tenía 7 años, y viví toda mi vida en Tokio, y la guerra no llegó
hasta haya.
Hayai:
Lo supuse, no conoces el dolor de la guerra.
Kaoru:
Te equivocas, yo recibí daños por un guerra. Mi
padre era un hombre bueno, que todo lo que deseaba era vivir en un mundo
pacifico, donde nadie muriera, pero por causas fuera de su control, se involucró
en la rebelión de Samuráis, me refiero a la Guerra de Sainan.
Hayai:
¿él murió?
Kaoru (Casi llorando y con la mirada baja):
Sí...
Al mencionar todo esto, Kaoru recuerda a su
padre, y los tiempos felices que vivió con él. Una noche, mientras llovía, Kaoru
estaba con su padre; ella se había peleado con unos chicos, y se había lastimado
su pierna, así que su padre la curaba.
Padre:
Kaoru, ¿cuántas veces te he dicho que no te pelees.
Kaoru (Pequeña):
Esos niños empezaron, y se estaban burlando de mí, decían que el Kendo no es
para niñas.
Padre:
¿Eso dicen?, ya veremos, cuando tú te conviertas en la heredera del Estilo
Kamiya Kashin. Kaoru, debes recordar que nuestro estilo de combate, no es para
lastimar a las personas, si no para ayudarlas.
Kaoru:
¿Hasta a las personas que te molestan?
Padre:
Cada uno se formará su propio criterio, cuando llegue tu momento, tendrás que
decidir en salvar a aquellas personas, o no.
Kaoru miro detenidamente a su padre mientras le
curaba la herida, con sus ojos llorosos, y una gran sonrisa en el rostro. Pero
en el presente, Kaoru comenzaba a llorar, no de felicidad, si no de tristeza.
Perdió a su padre una ves, no creía soportar perder a otro ser querido una ves
más.
Hijikata (Despertándose):
No llores (Levantando la mirada) Eso es patético, un guerrero no llora.
Kaoru:
Sí, escuche que usted renunció a sus sentimientos
para poder ser un mejor asesino. Pero yo la verdad no me puedo imaginar sin mi
compasión, y mi deseo de ayudar a los demás.
Hijikata:
Es por eso que usted esta aquí atrapada.
Kaoru:
No, porqué tengo confianza en que Kenshin, que
tiene el corazón más noble y dulce que he visto, vendrá a salvarme.
Hijikata:
¿Noble y Dulce?, se ve que usted no conoce de verdad a Battousai el Destajador.
(Volteando la mirada a la lluvia) asesinó a cientos de guerreros sin
compasión, macho su espada con la sangre de cientos de personas. Su solo nombre
era capaz de difundir el miedo, incluso dentro del propio Grupo Shinsen. Su
mirada era fría, era la mirada de un asesino.
Hijikata volteó a ver a Kaoru, dejando que ella
viera su mirada, fría, sin sentimientos, sin tristeza, solo una mirada, que no
reflejaba nada. Era extraño para Kaoru conocer a una persona así, y la verdad la
asustaba.
Hayai no ponía mucha atención a la conversación
de Kaoru y Hijikata. Ella estaba concentrada en sus propios pensamientos y
recuerdos. Las palabras de Kaoru sobre su padre, la hicieron pensar en si misma,
en su propio padre.
Era un casa de madera, algo pobre, pero
acogedora. Tenía un patio, con una clase de plantío. Tenía un corral con algunos
caballos, y demás animales. Vivían cerca de Kyoto, y Hayai casi siempre se la
llevaba en la ciudad, acompañando a su madre a las compras.
Su padre era un hábil guerrero, y la entrenaba
cada ves que podía. Ahora se ve, junto con su padre, un hombre alto, ancho, con
un traje de samurai azul, un cicatriz en la mano, y una espada. Hayai era apenas
una niña, como de 9 o 10 años; esta vestida con un traje negro, algo sucio, de
tela no muy buena. Se encuentra con una cadena, con una daga atada a la punta.
La lanzaba lo más fuerte que podía, encajándola en un árbol de su patio, y
jalándola de regreso. Su padre la felicitaba, pero luego, él tomaba el arma, y
al arrojar la daga contra el tronco, esté se partía en dos. Hayai miraba con
rostro de admiración a su padre, y soñaba ser tan fuerte como él.
Hijikata voltea a ver a Hayai, y con cara de
enojo, le empieza a gritar.
Hijikata:¿Qué
te ocurre a ti?, ¿acaso también vas a comenzar a llorar?
Hayai (Volteándose a Hijikata):
No, claro que no, llorar es para débiles.
Hijikata:
Así me gusta. Tienes que tener valor para cuando te enfrente a tu enemigo.
Hayai (Con expresión de enojo):
Sí señor, acabaré con él.
Kaoru veía muy sorprendida a Hayai, con esa
cara de odio. Se preguntaba a quién se referían los dos al nombrarlo "Tú
enemigo", ¿se referirán a Kenshin?
*****12:30*****
El carruaje de Kenshin ya esta muy cerca de
Kobe; ya pueden ver la ciudad a lo lejos. La lluvia ya termino hace unos
minutos, y el camino ya esta libre. Saito prende uno de sus cigarrillos y
comienza a fumar.
Sanosuke:
Oye, ¿ya vas a comenzar a fumar?
Saito:
Mejor cállate, estuve varios días atrapado en un celda bajo un calabozo,
necesitaba uno de estos.
Kenshin (Sonriendo):
Pero si Misao nos dijo que pudiste escapar con gran facilidad, ¿por qué tardaste
tanto tiempo en salir?
Saito:
Mi espíritu se encontraba roto, y tenía mucho en que pensar en ese momento, y
pienso que todavía lo necesito.
Kenshin veía con detenimiento a su antiguo
rival, mientras pensaba en como se sentía. Por alguna razón, esta experiencia
había despertado en todos, antiguos recuerdos, casi olvidados, que dormían en su
interior. Todos tenían la idea, de que si derrotaban a este enemigo, ya podrían
librarse de todo, pero, ¿será cierto?
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